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El arte es la gran definición de la imaginación

Según mi perspectiva, la creación debe ser un trabajo múltiple de ambos hemisferios del cerebro a un mismo tiempo y en un mismo canal, logrando un análisis lógico y emocional del entorno, permitiendo su reconstrucción, repensando para rehacer.

Como si el hemisferio derecho fuera HD (high definition), mientras que el hemisferio izquierdo es HI (high imagination) y en el momento en que ambos funcionan a un mismo nivel, obtenemos HIGH DEFINITION OF THE IMAGINATION.

Lo Apolíneo y Dionisiaco: En la creación y percepción del mundo y el arte

En la mitología clásica de la antigua Grecia aparecen dos personajes que encierran el modo de operación de toda obra de arte, estos son Apolo y Dionisio: El primero es el dios Apolo, reconocido como dios de la luz y el sol, de la verdad y de la profecía, de la música, las artes y la poesía, patrón de Delfos, es la deidad profética del Oráculo de Delfos, un recinto sagrado que tenía en su centro un gran templo al cual asistían los griegos para preguntar a los dioses sobre cuestiones inquietantes, este se convirtió en el centro religioso del mundo helénico. Apolo se instala como hijo de Zeus y Leto, hermano de Artemis. Por otro lado tenemos a Dionisio, dios del vino, inspirador de locura ritual y éxtasis, patrón de la agricultura y el teatro, también conocido como Baco o El liberador, ya que lograba una liberación del ser normal por medio de la locura y los excesos, su misión divina era mezclar la música del aulós, un instrumento como la flauta, y dar fin a la preocupación y el cuidado. En el panteón Griego fue incorporado como hijo de Zeus y Sémele, nieto de Harmonía y bisnieto de Afrodita, aunque existen otras versiones en el que se le sitúa como hijo de Zeus y Perséfone.

Son representaciones que se ven completamente contrastadas, sin embargo, en la Grecia antigua se piensa que son complementarias, aquí se expone que ambas personalidades son una clara representación de los dos hemisferios del cerebro, que al funcionar simultaneas en un mismo canal, logran converger en la descomposición de los conceptos utilizados para la creación tanto de los elementos de nuestro entorno como en los elementos que logran componer una obra de carácter artístico.

Apolo representaría el hemisferio izquierdo del cerebro humano, este controla la capacidad motriz y es capaz de reconocer conjuntos, como letras que forman palabras y grupos de palabras que forman frases, refiriéndose al habla, la escritura, la numeración, las matemáticas y la lógica, este es el centro de la capacidad de expresión, almacenando conceptos que luego comprende y transforma en palabras, es el lado lógico que logra disminuir las revoluciones para que podamos explicar de una forma iluminada nuestro pensamiento. Siguiendo esta misma corriente de relaciones, Dionisio se convertiría en la representación del hemisferio derecho, este hemisferio del cerebro no utiliza los mecanismos convencionales para el análisis de los pensamientos, es un hemisferio integrador, donde se mueve lo no verbal, especializado en las sensaciones y los sentimientos, comprendiendo habilidades visuales y sonoras, es el lado más artístico, donde todo se desata finalmente.
En toda obra de arte podemos ver esta forma de pensamiento, un método para resolver un problema desde todos los puntos de vista, revisando todo elemento lógico y procesándolo entre estos dos canales que comienzan a desatar conocimiento y relaciones en un mismo plano, llegando a una conclusión inconclusa, algo que cobra sentido, pero que sin embargo, siempre puede ser repensado. Nietzsche habla sobre esto en su libro “El nacimiento de la tragedia” publicado por primera vez en 1872, Nietzsche dice que lo Apolíneo, referido al dios Apolo, esta ante todo guiado por la racionalidad, obedeciendo a los procesos lógicos del pensamiento, en cambio lo Dionisiaco, referido al dios Dionisio, es algo que emerge desde lo más profundo del ser, poniéndole trampas a la racionalidad. Nietzsche dice que todos poseemos ambas cualidades dentro de nosotros, es por esto que creo que el elemento que mejor se ve representado por estas características es el cerebro humano, tanto por la dicotomía que existe en este elemento, como en el funcionamiento que se logra armar cuando ambos tipos de pensamiento se encuentran funcionando en el mismo canal, como si creáramos unas gafas y pusiéramos un cristal de hemisferio izquierdo y uno de derecho, como en los lentes de tercera dimensión, y pudiéramos ver un mismo elemento a través de ambos cristales, uniendo ambos canales del pensamiento sobre un solo objetivo.

Esta dualidad se encuentra en todas las personas, como dice Nietzsche, ya que todos poseemos dos hemisferios cerebrales, y es esta fusión la creadora del mundo finalmente, todo se analiza desde estas dos perspectivas, los elementos que nos rodean se arman y desarman dentro de este doble análisis nacido en la Grecia antigua, de esta forma Apolo se convierte en una alegoría de la forma en que funciona nuestro hemisferio izquierdo, al igual como lo hace Dionisio refiriéndose a nuestro hemisferio derecho.

Como se ha aclarado las relaciones entre los hemisferios cerebrales, sus funcionamientos y a ambos Dioses griegos como alegorías de esto, nos referiremos solo con Dionisio y Apolo de ahora en adelante. En la creación artística ambos deben estar compenetrados bajo el manto de una misma idea, en el mundo del arte la idea va tanto en la conciencia de un tema como de una problemática respecto a este tema, aquí comienza la búsqueda de una solución que siempre queda abierta a nuevas soluciones, esto porque la solución solo pertenece al mundo del artista, es Dionisio quien da esta solución que finalmente Apolo traduce para que otros comprendan, naciendo de este mundo personal. Es la única forma de expresar la emocionalidad de una forma lógica y entendible, es lo sensitivo y lo racional lo que nos lleva finalmente a vagar en el mundo de las ideas, el mundo donde habitan Apolo y Dionisio, de cierta forma cada vez que pensamos y creamos, nos encontramos de pie dentro del templo de Delfos.
El templo de Delfos es este mundo de las ideas, por lo que estemos en la época y tiempo que sea, volvemos de manera simbólica a la antigua Grecia, la llevamos dentro de nosotros con forma orgánica, el cerebro es el templo del conocimiento, nuestro propio templo de Delfos donde habitan las imágenes de Apolo y Dionisio en cada extremo, y nuestros pensamientos, razonamientos e instintos circulas a través de esta estructura.

En conclusión, ha sido en la antigua Grecia donde ha nacido una estructuración física del cerebro humano, dando a conocer su funcionamiento por medio de una especie de gran maqueta, el cual se considero un templo, del cual hoy, nosotros somos poseedores, el antiguo templo de Delfos es hoy lo que conocemos como el gran templo del conocimiento, el cerebro humano, y al igual que el expuesto en la antigua Grecia, se conforman de maneras similares, en uno de los extremos del templo de Delfos se encuentra la figura de Apolo, dios de la luz y la verdad y en el extremo contrario, podemos encontrar la figura de Dionisio, dios de la locura y la liberación.
Ambos dioses, hermanos, que poseen características completamente contradictorias, sin embargo, personalidades complementarias para los antiguos griegos y para lo que aquí hemos planteado, ambas divinidades como alegorías del funcionamiento de cada hemisferio del cerebro humano, que convergen finalmente en una completa comprensión del mundo que nos rodea y en la creación de carácter artístico.

Este pensamiento recae, finalmente, en toda la confección y comprensión del mundo, y se liga directamente con el arte, ya que utiliza de forma evidente ambos lados de este pensamiento, una obra de arte nace en ese mundo interior que Dionisio representa, este mundo de sueños donde no hay un límite para la creación y el pensamiento, donde no existe una lógica evidente, y Apolo se encarga de traducir finalmente todas estas sensaciones e ideas, de forma que el espectador fuera del mundo de las ideas, logre comprender y sea receptor de al menos una gran parte del mensaje que el artista intenta transmitir por medio de la obra. En este caso, Dionisio aporta un mundo a la obra, una sentimentalidad y emocionalidad que, en una primera instancia, es inconsciente por el espectador, creando una atracción incomprensible y familiar, ya que existe esa sensibilidad que por nuestro hemisferio Dionisiaco, todos poseemos, y que gracias a nuestro hemisferio Apolíneo, podemos comprender de forma más figurativa, haciéndonos más familiares a la emoción que se muestra, por medio de la representación en el lenguaje visual.

En términos más ejemplificativos, si el templo de Delfos fuera un objeto, con todos los conceptos y relaciones que ahora ya conocemos, y este objeto fuera un proyector de película, la película que se proyectaría en ese telón en blanco llamado realidad, serian imágenes en una alta calidad, no solo en términos de percepción visual, sino que también en términos emocionales, una imagen en HDI, y es por esta misma razón que el cine se vuelve tan importante en el mundo del arte, lo audiovisual es lo mas similar a como veríamos las cosas a través de ojos ajenos, dándonos la posibilidad de ser espectadores del mundo, desde el centro del templo de Delfos de alguien más.

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