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Panguicomix / 2011​

​Este proyecto parte como un diario de vida en dibujo, un comic autorreferente que finaliza su primera etapa con una instalación.​

En el espacio se pueden observar cuatro muros que encierran un trabajo tanto creativo como narrativo, además de la factura manual que implico la preparación del lugar y la obra misma.

El primer muro nos presenta la obra con el logo de Panguicomix, creado solo para la ocasión, ya que el logo definitivo aun esta en proceso.

En el segundo muro se instala un plinto, en el cual se encuentra la croquera con los dibujos originales, mas un libro impreso, diseñado para el evento.
En el tercer muro se encuentran 6 antifaces reflejados en un espejo, estos antifaces muestran un fragmento del rostro del espectador
, en esta parte de la instalación, el espectador intenta buscar y reconocer su propio rostro a través del antifaz y al mismo tiempo, reconocer los fragmentos que no pertenecen a su anatomía.

(En esta oportunidad en específico, a los asistentes al evento se les ha identificado previamente, por lo que las caricaturas de sus rostros se han realizado con anterioridad, en el caso de no ser de este modo, se ha realizado un plan b, el cual consiste en hacer los retratos al comienzo de la muestra, mientras los espectadores ingresan al espacio).

En el cuarto muro, nos vemos frente a una caricatura de mi persona, en tamaño real, la que nos muestra el momento en el que se estaban pintando los muros para la muestra que ahora observan, como una forma irónica de dejar plasmado en el lugar de la instalación, el trabajo que costo preparar la instalación.

En el espejo / 2011​​

​El verdadero dueño de la obra de arte es el espectador, es un regalo desde el artista para quien observe su creación.
Este trabajo busca la reivindicación del espectador como elemento principal de una obra, haciéndolo participe y objeto esencial de esta, completándose solo con la presencia de un observador en el espacio intervenido.
Se aumenta el poder visual del espacio, en un circuito cerrado de óptica entre espejos en el que se multiplica hasta el infinito una imagen, convirtiendo la nada en una múltiple nada, donde el espacio solo cobra movimiento con la presencia de un extraño, el espejo devuelve la mirada del observador, convirtiendo al sujeto en objeto de su propia admiración.

Ciudades invisibles / 2011​

Reconstrucción de la memoria por medio de la huella, utilizando como referente el relato "Ersilia" de Italo Calvino.

En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros según indiquen relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar entre medio, los habitantes se van: se desmontan las casas; quedan sólo los hilos y los soportes de los hilos. Desde la ladera de un monte, acampados con sus trastos, los prófugos de Ersilia miran la maraña de los hilos tendidos y los palos que se levantan en la llanura. Y aquello es todavía la ciudad de Ersilia, y ellos no son nada. Vuelven a edificar Ersilia en otra parte. Tejen con los hilos una figura similar que quisieran más complicada y al mismo tiempo más regular que la otra. Después la abandonan y se trasladan aún más lejos con sus casas. Viajando así por el territorio de Ersilia encuentras las ruinas de las ciudades abandonadas, sin los muros que no duran, sin los huesos de los muertos que el viento hace rodar: telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma.

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